La casa
Al llegar a la finca, te encuentras una gran casa tradicional canaria, pero si te adentras en ella descubrirás que es algo más.
El alma de la antigua construcción está muy presente. Se aprecia en sus altos techos y gruesas paredes, que hemos querido mostrar desnudas en algunos rincones.
Pero nuestra intención con la reforma de esta gran vivienda de más de 100 años era crear un espacio contemporáneo, relajante y, sobre todo, conectado con el exterior.
A excepción de dormitorios y de los aseos, desde toda la casa se puede contemplar, a través de paredes acristaladas, las vistas que disfrutamos al mar y al atardecer.
Podríamos haber realizado más divisiones internas, y obtener más habitaciones. Pero decidimos limitarnos solo a dos. Teníamos claro que la amplitud era importante para la sensación de paz que queríamos producir. Y por eso convertimos por ejemplo la antigua zona de producción de vinos en un gran aseo-vestidor, comunicado directamente con la habitación principal.
Otros de nuestros rincones favoritos son el escritorio de trabajo con vistas al exterior, o la zona de la cocina y el comedor. Cuyas paredes son literalmente de cristal, y se orientan a la puesta de sol sobre las montañas de Los Ajaches.
Ya fuera, quisimos el mismo estilo limpio de la casa, se extendiese fuera. Sencillos caminos de hormigón nos conducen a la piscina, o al gimnasio exterior.
Aquí los protagonistas son nuestra querida palmera, de mas de 50 años de edad, y todas esas cosas por las cuales Lanzarote es inolvidable: el espacio, la luz, el mar, la calma de la noche.